El verano, esa época del año que tanto gusta a un gran número de personas, es para los perros, una de las estaciones más peligrosas del año.
¿A qué tipo de peligros nos referimos? A las picaduras de insectos, posibles mordeduras de serpientes, pinchazos con cardos, alojamientos de espiguillas en patas u orejas y un sinfín de problemas provocados por la mayor exposición de nuestras mascotas al aire libre.
Es por eso que, tanto si vamos a un sitio nuevo como si lo hacemos al parque de siempre, conviene tener siempre a mano un pequeño botiquín que nos ayude a curar todos esos pequeños accidentes a los que estamos expuestos durante la ruta.
¿Qué elementos no pueden faltar en nuestro botiquín?
- Tijeras y esparadrapo.
- Gasas estériles (que puedes adquirir en cualquier farmacia), muy útiles a la hora de limpiar y curar todo tipo de heridas sin dejar ningún tipo de residuo dentro de ellas.
- Suero en mono dosis con el que hacer una primera limpieza de las heridas.
También se puede utilizar para ayudar a tu mejor amigo a eliminar esos molestos restos de arena o tierrecilla que se le han introducido durante el paseo.
- Yodo, tanto para desinfectar una herida que se haya producido en el momento, como para ayudarle a cicatrizar de la mejor manera posible, esa pequeña lesión que tanto le molesta.
- Unas pinzas con las que poder extraer sin problema todo tipo de astillas, pinchos u otros objetos punzantes que se introduzcan en alguna de sus patas o almohadillas.
También son especialmente útiles, para conseguir sacar cuidadosamente, cualquier tipo de aguijón que le haya dejado una abeja o bicho similar en su cuerpo.
- Vendas, indispensables para asegurar pequeñas fracturas o evitar una gran pérdida de sangre, hasta que consigamos volver a casa y podamos poner rumbo al veterinario.